Hudtwalcker Mental Institute.

Éstas son las habitaciones de los pacientes, normalmente tienden a estar muy destruidas debido a los golpes que algunos pacientes hacen a sus respectivas habitaciones. Es recomendable no entrar a estas habitaciones, por que, quizás, vayas a salir con una herida grave.

-Abbygäelle Goruelle Zhukovski-

La chica que ahora estaba temblando por la terrible enfermedad que tenía, la esquizofrenia. Se balanceaba de atrás para adelante, con las piernas pegadas al pecho y su vista en frente, ahora mismo se encontraba en una de las camas desgastadas que había en aquella solitaria y blanca habitación. Ella era una de las pacientes especiales, por su caso tan extraño pero tan especial, que la distinguía de algunos pacientes. Habían muchos pacientes especiales, y de todos, ella era una de ellos. Ahora mismo su cabeza estaba ordenándole que se golpeara fuertemente contra la pared, sin embargo por los 'calmantes' que supuesta mente le servían, una parte de su mente se mantenía consciente a lo que en realidad estaba sufriendo, una esquizofrenia muy grave que en muchas ocasiones, estaba a un centímetro de morir. Se levantó con un poco de nerviosismo, sus piernas temblaban demasiado, a simple vista podía parecer que en cualquier momento se iba a desplomar en el suelo, y así era. Se desplomó en el suelo y miró hacia en frente, ahí en frente suyo se encontraba una niña, con el pelo en la cara y con unas leves heridas en el rostro.

-No sirves de nada, mátate -la figura que anteriormente se encontraba en frente de la chica, aparecía por toda la habitación con luces fosforescentes- Mátate, eres inútil. -seguía repitiendo. La chica comenzó a gritar con fiereza, mientras golpeaba el piso con sus esqueléticas manos, blancas.

Encerrada entre cuatro paredes, en una esquina, me encontraba yo, con la mirada perdida hacía la nada, con las rodillas pegadas al pecho, con la cabeza baja y con los pies juntos. Mordía nerviosamente mi labio inferior, mientras sentía la presencia de una persona frente a mi. Alcé con nerviosismo la vista y me encontré con un chico, de unos 20 años. Me miraba desde el otro extremo de la habitación. Me negué a seguir mirándolo, volví a bajar la mirada y escondí mi cabeza entre mis brazos y piernas. Suspiré temblorosamente, mientras cerraba con fuerza mis ojos y ahogaba un sollozo. ¿Porqué yo tenía que vivir esto?, mi padre me había explicado lo que tenía y sus síntomas. Sabía que nada de lo que yo veía era real, pero no podía evitarlo. Todo lo sentía tan real que me confundía a diario. ¿Lo que estaría viendo sería una persona real o un invento mío?

Alcé la vista y el chico ya no estaba. Me levanté y a pasos lentos caminé hasta la cama destruida -por mi- y me senté en ella, mientras me abrazaba a mi misma. Bajo la almohada estaba escondida la última marta que mi padre me había enviado, pero no quiero responder y decirle que las alucinaciones están siendo cada vez más y más fuertes, por que es verdad. Sentía como si las personas que yo veía fueran personas reales, me decían cosas que realmente dolían en lo más profundo de mi corazón, era extraño. Simplemente extraño.

—¿Porqué nadie me entiende?

''Emm... ¿será por que no pueden entender a una loca como tu?''

—Cállate —si, era raro estar hablando con una alucinación, pero eran mi única compañía.

Me acurruqué, echa una bolita en la cama, mientras cerraba los ojos e intentaba relajar mi adolorida mente.

-Abbygäelle Goruelle Zhukovski-

La chica no se quería matar, pero de lo inútil que se sentía, sabía que debía de hacerlo, de todas formas ¿Quién la querría a alguien como ella? ¿Quién querría a una 'loquita'? Era cruel el tipo de estereotipo que le estaban dando a Abbygäelle, pero así era clasificada y siempre iba a ser así. Sufrimientos tras sufrimientos, lo único quería era poder llegar a ser como una chica normal, sin imaginaciones con perspectiva real pero falsas. Es casi imposible de creer para una persona normal, pero era la situación que en éste momento estaba pasando la chica. Miraba hacia sus pies pálidos, llenos de cicatrices de diferentes armas; uñas; cuchillos o navajas, si miraba hacia el frente se encontraría con su desagradable sorpresa, la sombra que la seguía a todos lados pero que nunca la dejaba en paz. ¿Por qué precisamente tenían que ser cosas tan horribles y no muy bonitas? ¿Por qué había nacido así? Quizás así era el karma que está padeciendo por sus acciones en la vida pero ¿Qué habrá hecho en su vida pasada para merecer tal cosa como esta? Aunque su mente no estuviera del todo consciente, lograba pensar algunas cosas como una persona normal, y agradecía esa parte normal que le quedaba en su mente. Deseaba serlo completamente, pero tenía que ser fuerte y afrontar su enfermedad. Era algo que se decía internamente todos los días, y prefería seguir recordándolo para así lograr saber que tenía una parte normal en su cerebro, pero sabía que de alguna persona habían provenido esas palabras; alguien se las había dicho anteriormente pero no lo recordaba. ¿Sería que tenía un familiar y no sabía? Si eso era cierto moría por saber quien era su familiar. Alzó la vista muy ilusionada, pero nuevamente estaba esa niña. Esa niña se abalanzó sobre la chica y la comenzó a 'ahorcar' aunque realmente era el cerebro que estaba ahorcando a su cuerpo, era algo increíble pero así era su enfermedad, increíble.